viernes, 22 de enero de 2010

Carta

Sé que tú prestas atención cuando te hablo, incluso creo que has aprendido cosas de mí. Tal vez sólo a entregar las tijeras por el lado correcto, y a decir los números del uno al séis en alemán, pero no está mal. Quisiera poder enseñarte muchas más cosas, quisiera poder protegerte siempre, como lo podíamos hacer hace unos años cuando eras pequeña y me conocías bien a pesar de tu edad y me tomabas como ejemplo. Trato de ser un buen ejemplo pero tú lo has sido mejor para mí. Me encanta como eres, sería muy aburrido si fueras como yo te imaginaba cuando crecieras: como yo. Tú le hablas a la gente, encuentras gracia en tantas cosas, tú misma irradias gracia, eres hermosa, eres la mejor compañía, eres detallista. Me gusta saber que soy la persona que más te conoce, es como bonito conocer a alguien desde el día en que nació. Ese día, cuando yo tenía nueve, en el que me dieron la doble buena noticia: 'ya nació, y es una niña', sí, puedo decir que fue uno de los más felices de mi vida. No tardaste mucho en angustiarme llevándote toda la atención que tenía yo en ese momento. Me dieron esos celos y no me gustó el nombre que te pusieron, ahora pienso que si tuviera una hija, y de no ser porque la tía tendría su mismo nombre, la llamaría Sofía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario