martes, 27 de octubre de 2009

El principio

Trence la conciencia las voces no descubiertas y en exceso de caudal del ser lloren los dedos. Traigo a estas líneas la fuerza con la que abrazan mi percepción las palabras del mundo sin esperar respuesta, sin obtenerla, pues entran sin rozar la cuerda de la elocuencia condenando mi voz al servicio de la necesidad estricta de hablar, por el cual no dejo de sentirme privilegiada. Liberen mis palabras a este silencio del disfraz de vacío o aburrimiento, constituyan un voto de admiración a las voces persuasivas y agradables que me rodean y de agradecimiento a quienes han apreciado mis indecisos discursos. Considere usted la necesidad que produce este callado y descomunal recinto de escribir y, como consecuencia, de aprender a hacerlo pues no ha sido menester, hasta ahora.

2 comentarios:

  1. Toda palabra que se arroje al viento -o que se trace en la mansa hoja- encontrará, tarde o temprano, respuesta…

    Grata sorpresa, por otra parte, esta de encontrarlos (a Felipe y a ti) en el tinglado de los blogs.

    Gracias, para terminar, por colocarme en la lista de blogs (en pocos minutos tu link estará en mi blog).

    Un abrazo y bienvenida a la blogosfera.

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  2. La encontrará, en mi caso, en este lugar que existe para mí gracias a ti.

    Gracias por el abrazo y por el recibimiento, estamos en contacto ;)

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